Hablar de Julio Scherer es hablar de periodismo. Pero de periodismo profesional, ético, honesto y valiente. Así viene siendo desde que dirigía el periódico Excelsior y luego partir de la dirección de la Revista Proceso en 1976. Actualmente ya no dirige Proceso sino que preside la empresa que la tutela, Comunicación e Información, S. A. Es que Scherer ya está grande.
Pero hablar de Scherer no es solo hablar de periodismo. Es ante todo hablar de poder, de esa capacidad que tienen algunas personas e instituciones para imponer su voluntad sobre otros, ya sea por obligación, por amenaza o por la sumisión voluntaria que ofrece la compensación monetaria.
Y de entre los poderes (religioso, económico y político), Scherer se situará principalmente en los terrenos del poder político aunque este siempre esté mezclado con los otros tipos de poder. Se dice que el que tiene el poder económico tiene el poder político. En la sociedad mexicana esto es cierto en cuanto solo pueden aspirar al poder político los que tienen una sólida base económica. Pero no es así de esquemático; no solo con tener dinero ya se tiene acceso al poder político. Para llegar a éste último los grandes poderosos económicamente jhablando se conjuran y buscan uno de los suyos que tenga la habilidad necesaria para detentar el poder político en su beneficio. Ese es el político.
En Estos Años, de la serie Con una cierta mirada de Editorial Océano de México, Julio Scherer hace precisamente eso: atisba y abre una rendija para mostrarnos con su sobrio y deleitable arte un vistazo al mundo del poder político, al mundo del Presidente de la República, al mundo del político más poderoso que ha tenido México en los últimos años, el mundo de Carlos Salinas de Gortari.
Otros presidentes recibirán alguna alusión, como el caso de Miguel de la Madrid Hurtado de quien se esboza su gestión en una escueta frase: la trabajada mediocridad de Miguel De la Madrid (p.15). Pero aún en esa alusión se está hablando del poder subterráneo que ya cultivaba Salinas como auxiliar de De La Madrid. Y si, la mediocridad de aquél era fomentada por él mismo, pues lo es por su propia naturaleza como se vio a lo largo de su sexenio, pero también del trabajo fértil del inteligente Salinas.
Scherer recibió a Salinas en su casa y le obsequió un libro autografiado de Galeano, un periodista ejemplar de Uruguay. Se notaba en Salinas la voz suave, educada para persuadir, pero como viviendo de otra persona diferente al que hablaba (p16). Fueron amigos; dialogaron muchas veces e hicieron viajes juntos. Pero Scherer siempre mantuvo en su mente esta máxima: la única garantía que el escritor, el periodista, el intelectual tienen sobre su trabajo, es la distancia que mantienen respecto al gobernante. Eso es básico para quien pretende salvar su trabajo intelectual de as miles del poder. Porque este, en una de sus manifestaciones, usará el canto de las sirenas y atraerá a todos, si se puede, para tenerlos bajo control. Scherer se reclama, y lo creemos, distante del embrujo del poder que da la cercanía del poderoso.
El libro termina como termina el sexenio de Salinas, con el estallido del ejército Zapatista de Liberación Nacional, con el asesinato de Ruiz Masieu, con el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Una colosal mirada al mundo del poder político en México.
Estos años, Scherer García, Julio. Océano, México 1995.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario