miércoles, abril 16, 2014

Una novela de amor

Mara

¿Vale la pena gastar tiempo en leer historias de amor; en escribir novelas de amor?

♫“Si no hubiera amor ¡cuántas cosas buenas se hubieran perdido”♫

Bueno pero ese no es el punto. La cuestión es que el horno no está para bollos o de otro modo, ¡estás viendo el temblor y no te hincas!

Descuartizados, descabezados, calcinados, secuestrados, asaltos, retenes, y un largo etcétera de la vida cotidiana que nos toca vivir. Y ¿ponerse a leer una novela de amor?

Esa es una cuestión motivo de reflexión. No se trata de definir el amor ni de justificar su existencia. El amor, comprendido o no, de todos modos existe y esa pudiera ser la conclusión.

En efecto, vivimos en un mundo de violencia en el que la inseguridad ha permeado todos los rincones de nuestra vida. El Estado no cumple más con su motivo central que es garantizar la seguridad de la sociedad. Me refiero a México pero pudiera ser cualquier otro.

Pero la violencia siempre ha existido desde que hubo dos personas en la tierra, puesto que es inherente a lo humano; es una de sus características. Apenas eran cuatro los existentes en la tierra y se suscitó el primer crimen cuando Caín mató a su hermano. Siempre ha existido la violencia y hemnos vivido con ella aún en momentos climáticos como el tiempo de guerra. La cosa es que ahora se ha quedado a vivir con nosotros y a ser parte de nuestro diario acontecer.

¿Por eso deberíamos escribir solamente sobre manifestaciones, plantones, tomas de oficinas, bloqueos de calles, protestas contra el gobierno, narcos, secuestros, etc.?

Creo que escribir sobre la vida cotidiana (política, pues) es imprescindible. No interesarse en política es fatal: sencillamente le das chance a los violentos de hacerse del poder y seguir jodiéndonos.

¿Y las novelas de amor?

Recuerdo algunas maravillosas. Está por ejemplo la historia de amor que se narra en LA TREGUA, de Mario Benedetti. Ocurre en las oficinas, entre un viejo y una joven. Muy bonita. En Feisbuk me recordaron EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL COLERA, También muy bonita, de García Márquez. De este mismo, está la historia de Remedios en CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Recuerdo que en mis años mozos me leí las novelas de Valle Inclán, sus sonatas. Y estuve obsesionado hasta acabarlas de leer. Preciosas. No. Eso que ni qué. Son bonitas.

Todo relato es bonito. De niños nos gustaban los cuentos de los mayores; de jóvenes agarramos el habito de leer. Luego el cine y las telenovelas. Toda historia es bonita y mas sabiéndola contar.

La cosa es: la literatura es un escape. Muchas cosas (o casi todas) son un escape de nuestro cerebro a la realidad en que vivimos. La realidad es hostil, el ambiente quiere destruirnos, desde que nacimos empezamos a luchar contra la muerte. Es una vida estresada. Entones tenemos que tener cosas que nos ayuden a evadir la realidad aunque sea unos momentos. Cuando vamos al cine, nos abstraemos y olvidamos la realidad para concentrarnos en la historia que se cuenta. Así también es la literatura.

Por fin hemos llegado: la literatura es uno de las herramientas más viejas que hemos tenido para escaparnos de la realidad. Y ha servido de mucho, tanto para el que escribe como para el que lee. Y si hemos de escaparnos de la realidad un momento (además es necesario) a través de la literatura pues que sea con buena literatura.

¿Qué leemos? ¿Una historia de amor? ¡Hombre, se trata de escaparnos un rato! Pues sí, una buen novela de amor. Mira, qué tal si aparte de entretenernos aprendemos algo. Sí, que se una historia de amor en un ambiente que te diga algo de cómo era la vida antes en algún lugar. Como dijera Napoleón “¿Cómo eran sus tiempos, ande, cuénteme?

Ahora mismo disfruto de Mara, una novela de amor de Julio César Ocaña, a quien mando un saludo.

Bienvenidas las buenas novelas de amor.

 

Imagen tomada del Feisbuk de Julio César Ocaña

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